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En el año 2000, desde la ONU se diseñó un plan, conocido como 'Los objetivos del Milenio', que perseguía lograr en 15 años la mejora de la calidad de vida de los países del Tercer Mundo. Hallándonos ahora a mitad de ese plazo, el secretario general de la organización, Ban Ki Moon, se ha visto obligado a dirigir un informe a los países desarrollados «recordándoles» la obligación de cumplir con lo acordado. Y es que dichos países no han estado a la altura de su compromiso, especialmente en lo tocante a las ayudas que han caído un 5'1% tan sólo en el período 2005-2006. Si a ello se le añade que sólo cinco países asignan el 0'7% del PIB prometido al desarrollo, no es preciso hacer un gran esfuerzo para deducir que resulta utópico pensar en que los objetivos se cumplan. La realidad es que más de la mitad de la población de los países en desarrollo sigue sin tener acceso a los servicios básicos. En general, un análisis pormenorizado de lo avanzado hasta hoy en la consecución de dichos objetivos no invita precisamente al optimismo, aún admitiendo que en algunos casos se han registrado parciales progresos. En lo concerniente a la erradicación de la pobreza extrema (evaluada merced al porcentaje de seres humanos que viven con menos de un dólar al día), se ha conseguido un notable adelanto, aunque un tanto paliado por el hecho de que la reducción de la pobreza ha venido acompañada de un incremento de la desigualdad. En lo que respecta a otro objetivo fundamental, asegurar la educación de todos los niños, algo se ha avanzado, por más que las cifras porcentuales, especialmente en los países subsaharianos, continúa causando escalofríos. Más desesperante aún resulta el constatar lo mermado de los avances conseguidos en lo tocante a la reducción de la mortalidad infantil, al control del sida, o la integración laboral de la mujer. Y ello por no hablar de objetivos más etéreos, como la sostenibilidad medioambiental, o del desarrollo de una estrategia global para el desarrollo. En suma, de seguir así hasta el 2015, 'Los objetivos del Milenio' habrán quedado en poco más que un inventario de buenas intenciones.