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J.J.S. La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona; la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol; el president del Govern Francesc Antich; y el alcalde de Bunyola, Jaume Isern, presidirán mañana la presentación de la finca pública de Raixa (mítica desde el siglo XVIII, cuando el cardenal Antoni Despuig fue su propietario) como centro medioambiental.

Fue con Jaume Matas al frente del Ministerio de Medio Ambiente cuando el departamento estatal compró la finca con la idea de compartir su gestión con el Consell, por entonces presidido por Maria Antònia Munar. Curiosamente, Matas recurrió a la figura del derecho de tanteo y retracto para hacerse con la finca. Esa figura había sido uno de los argumentos del PP para su «guerra» contra los parques naturales que promovía el Pacte de Progrés. En líneas generales, el derecho de tanteo y retracto consiste en que la Administración puede comprar fincas protegidas al mismo precio que han acordado anteriormente el propietario y un comprador. Por aquella época, finales de 2001, la diseñadora Jill Sander había cerrado un acuerdo de compra de Raixa por valor de 8'4 millones de euros.

La jugada fue un tanto complicada. El derecho de tanteo lo tenía el Consell, al ser Raixa un Bé d'Interès Cultural, pero lo que no tenía la institución insular era el dinero. Matas se comprometió a aportar 6 millones de euros si el Consell aportaba los 2'4 millones restantes. Y así se hizo. En enero de 2002, Raixa ya era pública, con titularidad compartida por el Ministerio de Medio Ambiente y el Consell.