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La presidenta del Consell de Mallorca, la socialista Francina Armengol, miraba ayer una cubertería de plata dispuesta sobre la mesa del comedor privado de la institución con el mismo rostro de curiosidad y sorpresa que exhibían las cincuenta personas del primero de los turnos de las dos jornadas de puertas abiertas organizadas con motivo de la conmemoración de la Diada del próximo día 12.

Con el mismo interés que el resto del grupo, procedente de Inca (su pueblo), la presidenta insular, que hace apenas dos meses que ocupa el cargo, escuchaba las explicaciones del jefe de protocolo, Antoni Salom, al informar del origen de esa cubertería: se compró, dijo, «hace muchos años» con motivo de una visita de los entonces Príncipes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, a la para entonces Diputación Provincial.

El edificio donde ahora se ubica el Consell de Mallorca, construido en 1882 sobre la antigua prisión, fue sede de la Diputación Provincial hasta que este organismo se disolvió al inicio de la transición. Explicaba Salom que se ofreció una comida a los Príncipes y que se adquirió una vajilla nueva con cubiertos de plata. «Ahora forman parte del patrimonio del Consell pero no se usan», aclaró. Francina Armengol, entre risas (la presidenta ríe fácilmente) comentó que «es la primera vez que los veo».

La visita se inició en el despacho oficial de la presidenta. Francina Armengol les dio la bienvenida y les guió por la planta noble del edificio, de estilo neogótico como la fachada , que imita a la de la Lonja, y que ayer estaba especialmente engalanada para la ocasión.

La comitiva atravesó una de las puertas y se detuvo en la dependencia que se utiliza como sala de audiencias. En el techo, los escudos de los pueblos de Mallorca. La comitiva, a indicación de la presidenta, levantó la vista para tratar de localizar el de Inca. Francina Armengol explicó que allí, en esa sala, «que seguro han visto por la tele» se puede hablar de forma más tranquila con las personas que solicitan audiencia. Un gran cuadro de Alfonso XIII, abuelo del actual monarca, ocupa un lugar destacado en la estancia, que comunica con la que, desde hace algunos años, acoge una cocina y un comedor, ayer con cubertería de plata sobre la mesa.