A pesar del cansancio y del sueño, un grupo de amigos de manera muy alegre repone fuerzas para comenzar el regreso a casa.

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El Passeig Marítim es el centro neurálgico de la fiesta en Palma al que acude una gran cantidad de jóvenes cada fin de semana, con la única intención de pasarlo bien.

Comienza la fiesta con los jóvenes deambulando en búsqueda del mejor sitio, van de bar en bar, de pub en pub, de disco en disco, con la intención de encontrar el mejor sitio para poder pasar la noche, una noche que como todo tiene un inicio y un final. Ese final llega a las 6.00 de la madrugada, cuando todos los sitios comienzan el cierre de la larga jornada.

Comienzan a verse los estragos de la noche, rostros cansados, otros alegres, miradas perdidas, algunos dejan notar la gran ingesta de alcohol, discusiones, intentos de agresión, intercambio de números de teléfono, algunas parejas buscan un sitio oscuro donde pueden dar rienda suelta al deseo; cualquier cosa puede ocurrir. La noche va quedando atrás, luchando con un fresco amanecer, siendo sepultada como un amargo recuerdo.

Un nuevo día ha llegado, pero aún se pueden ver a algunos jóvenes que se han quedado rezagados, como perdidos en el espacio tiempo, mezclándose con aquellos que han comenzado una nueva jornada; y con la gran cantidad de botellas, vasos y basura, mudos testigos de esta larga jornada de fiesta, el Passeig Marítim descanza en paz.

Cristian Castro
(texto y foto)