Olímpicos en Economía

«Ahora estoy estudiando Derecho pero si las cosas me van bien espero matricularme el año que viene en Económicas y acogerme al plan con las dos carreras», nos comenta. «En un primer momento quería estudiar algo más concreto como Comercio Internacional, para trabajar en la empresa familiar, un almacén de venta al por mayor, pero luego me decanté por algo general. Prefiero hacer mi vida y no seguir la estela de mis padres» nos confesó.

Cheng Wen y Laura López se presentaron voluntariamente a la Olimpiada y era su primera vez que concurría a un certamen de estas características, a las que no sólo se presentan los mejores estudiantes y los 'empollones' sino aquellos con inquietudes y ganas por aprender. Las dos mallorquinas resultan ser chicas normales, que quedan con sus amigos, van de discoteca de vez en cuando.

Laura López, que estudia este curso primero de Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la UIB, siempre pensó «en hacer algo de números, y ADE es ideal para abrirte al mundo de la empresa. Ahora mismo me resultan interesante la investigación económica y el marketing. Y especialmente todo lo relacionado con los departamentos de Investigación y Desarrollo (I+D). Pero quién sabe donde estaré al acabar la carrera. En cinco años puede pasar de todo».

Desde hace un tiempo, quizás dos décadas o quizá más tiempo, las olimpiadas han dejado de estar únicamente ligadas al deporte, para pasar a hacerse un hueco en los estudios académicos, incorporándose no solamente al físico sino también al intelecto.

Esta Olimpiada supone una primera toma de contacto con la universidad y les pone a prueba sobre sus conocimientos prácticos de economía. Este año la participación fue menor debido a que los exámenes de la Olimpiada se celebraron cuatro días después de la selectividad y por coincidir con los Premios Extraordinarios de Bachillerato. Pero ello no impidió que tres chicas se alzasen con los tres primeros premios.

Podríamos augurar que nos encontraríamos con los típicas 'empollonas' pero olvídense. Descubrimos que el perfil del buen estudiante está más allá de la imagen del estudiante repelente y egocéntrico, con un afán de protagonismo en clase por sus complejos y con una estética gobernada por las gafas de pasta. Todo eso ha cambiado. Y un hecho a resaltar es que las chicas cada vez destacan más y demuestran su ambición y sus ganas de aprender.

A.Castaño
Fotos:Serge Cases / Jaume Morey