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Mucho antes de que Shakira pusiera de moda esa forma de expresión a través de la sensual danza del vientre, ya eran legión las mujeres que se animaban a hacer sus pinitos moviendo las caderas. Ahora, claro, con la proyección de la cantante colombiana, son muchas más las que se apuntan a aprender y practicar toda clase de bailes de origen oriental. Y no es extraño, pues se trata de una manera divertida y estimulante de mantenerse en forma, de expresarse y de conocer el espíritu de culturas lejanas. Lo saben bien en los centros culturales municipales, donde es una de las actividades más demandadas, y en las academias de baile, donde no falta esta disciplina.

Para promocionar este arte ha nacido la Associació Balear de Dansa Oriental, una entidad que engloba a profesores y profesionales de la danza oriental que ayer se presentó públicamente como mejor sabe hacerlo: bailando. El escenario del teatro Xesc Forteza se llenó de aroma a incienso y de ritmos exóticos para dar cabida a toda clase de movimientos serpentinos. La atmósfera embaucadora y sugerente demostró una vez más que el cuerpo de la mujer está hecho para la danza y la sensualidad.