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Antonio Garau, jesuita, pintor, muy entendido en cine y colaborador de Ultima Hora, publicó hace un año "o puede que más" algo que muchos no sabíamos: que el colegio de Monti-sión de Palma fue durante un tiempo Academia Militar de Artillería, exactamente desde el 5 de septiembre de 1812 al 13 de octubre de 1814, según reza la lapida que cuelga de una de las paredes de su bello patio.

A través de un artículo muy bien documentado, el padre Garau cuenta las vicisitudes que sufrió dicha Academia desde su ubicación en el Alcázar de Segovia, y después, en Sevilla, hasta su retorno a Segovia tras su paso por Balears. Por decreto de 6 de julio de 1810, el Consejo de Regencia creyó oportuno instalar el nuevo Colegio de Cadetes Artilleros en Menorca, cuenta Garau.

A bordo de la fragata Santa Lucí, y camino de la isla hermana, les sorprendió una tormenta que les obligó a refugiarse en Palma. Al mismo tiempo, desde la isla vecina llegaban noticias de que se había declarado una epidemia de viruela por lo que, a instancias del Gobernador Militar, los cadetes y sus jefes se quedaron en el colegio de Monti-sión, donde fueron muy bien acogidos.

Al remitir la epidemia en Menorca, los cadetes se embarcaron poniendo rumbo a ella, pero al llegar se percataron de que las condiciones de los locales que les habían asignado eran muy lamentables, por lo que optaron por regresar a Palma e instalarse donde habían estado, en el colegio de Monti-sión, siendo nombrado director del centro el mariscal de campo José Montes de Salazar. Transcurrido el tiempo, en la madrugada de la víspera de Navidad de 1813 falleció, a la edad de 17 años, el sub brigadier de cadete Santiago Montes y Reguera, hijo del director, que fue enterrado en la cripta de la iglesia.

Al descender hasta ella, pudimos saber, tras leer la muy bien documentada lápida, que el joven había nacido en La Coruña y que su edad al morir era la de 17 años. Junto a la tumba, que se halla a la derecha según se desciende por la escalera, se pueden leer escritos en la pared con pintura roja, nombres y fechas de fallecimiento de otros jesuitas cuyos restos descansan en aquel lugar. Así mismo, sobre unas estanterías hechas de obra, reposan pequeñas cajas de color negro que contienen huesos, y una urna metálica, con cenizas de frailes.

En el centro de la sala, a través de los barrotes de color negro, se puede ver el osario.

Pedro Prieto