a segunda jornada del debate de Política General de la Comunitat Autònoma permitió la confrontación dialéctica entre el president del Govern, Francesc Antich, y la jefa de la oposición, Rosa Estaràs, y, por supuesto, del resto de formaciones políticas que integran el Parlament.
De la intervención de Estaràs cabe destacar que logró arrancar de Antich una de las incógnitas que han planeado durante estos días sobre el Parlament, la base del pacto sobre la vivienda. El president acabó admitiendo que están planificadas actuaciones destinadas a desclasificar suelo rústico, una decisión que, con seguridad, acabará generando polémica habida cuenta del rechazo que una medida de estas características puede generar en determinados grupos sociales e, incluso, instituciones como los consells -responsables actuales de la gestión del territorio y el urbanismo-.
El president y la portavoz del Partido Popular lograron ayer huir del tono crispado de anteriores ediciones del debate sobre Política General, aunque ello no fue suficiente para orillar las importantes diferencias que mantienen en cuestiones como la sanidad, la educación, la política territorial o la financiación autonómica; temas en los que la unidad de acción de las principales fuerzas políticas son la principal garantía de estabilidad institucional.
Las horas de intervenciones, réplicas y contrarréplicas que protagonizaron los portavoces parlamentarios no lograron que el president Antich acabase concretando los términos de los diferentes pactos y consensos anunciados en su discurso inicial, un elemento que confirma el delicado equilibrio que debe mantener con todas las fuerzas que le prestan su apoyo en el hemiciclo. Una circunstancia que no se puede interpretar como un signo de debilidad sino, en todo caso, de prudencia.
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