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S.CARBONELL «A veces tenemos la tendencia a medicalizarlo todo y eso puede ser peligroso porque entonces logramos curar a quien no quieren que le curen y, en cambio, se pierde la ocasión de curar a los que verdaderamente están pidiendo que les ayuden», dijo ayer el filósofo y escritor, Fernando Savater, minutos antes de pronunciar una conferencia sobre «Ética de la salud» en el Colegio de Médicos de Balears.

«Vengo a hablar del concepto d enfermedad que no es una cosa tan nítida y clara, porque muchas enfermedades son construcciones sociales», apuntó Savater y añadió que «todas las épocas han tenido enfermedades que se han construido socialmente y que, en realidad, quizá tienen una relación escasa con lo previamente médico, pueden ser vicios o costumbres».

Savater, que fue recibido por el presidente del Colegio de Médicos, Joan Gual; el conseller de Salut i Consum, Vicenç Thomàs y el director general del Servei Balear de Salut (IB-Salut), Josep M. Pomar, afirmó que «la sanidad pública es mejorable», especialmente por lo que hace referencia a sus instalaciones, «la sanidad pública es uno de los grandes avances civilizados, lo que pasa es que cuando se ha extendido a todos y llega verdaderamente a todo el mundo, a veces se convierte en impracticable», apuntó.

Por eso puntualizó Savater, «hay que diferenciar las verdaderas enfermedades de las que socialmente se crean como tales, porque sino sobrecargamos a la sanidad con unas obligaciones que no lo son y verdaderamente impiden que se atiendan a los pacientes auténticos».

«La ética tiene mucho que ver con la sanidad, sobre todo el papel del médico es precisamente el apoyo y la asistencia a los semejantes, y eso es la base de toda ética», apuntó Savater y añadió que «toda ética es ponerse en lugar del otro para comprenderle y ayudarle es el médico, pero al mismo tiempo el médico tiene que tener un fuerte componente ético porque el paciente está en tus manos».

«Nadie, de alguna manera es más peligroso que el que tiene en sus manos a otro, por eso hace falta que sean personas con mucha conciencia moral para saber que, a pesar de que tiene en sus manos a otro no puede abusar ni manipularle», apostilló el filósofo.