Frenética actividad la que vivió ayer el comercio de Palma en el último festivo autorizado del año, a vísperas de la Navidad. Una jornada a la que sí se sumó la mayor parte del comercio del centro, tanto grandes como pequeñas empresas, en esta cita inapelable con el consumismo en estado puro.
Desde primera hora de la mañana de ayer fueron muchos los residentes que comenzaron a ultimar las compras para andar bien surtidos en Noche Buena, Navidad y segunda fiesta.
Una buena oportunidad, fundamentalmente, para aquellos que hoy deben cumplir con sus obligaciones laborales y que ayer aprovecharon el «festivo» para realizar unas compras tan inevitables como comprometidas.
El ambiente en la calle, bullicioso, contó con un protagonista de excepción, el genial y atormentado Rodin.
El escultor francés impresionó al respetable. Rodin ha dado una cierta clase a la Navidad de 2007 en la ciudad de Palma.
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