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Margalida Pascual, presidenta de la Asociación Balear de Apoyo a la Fibromialgia, explica que «estamos cansados de las promesas de los políticos y de que no cumplan ninguna».

La fibromialgia, que en las Islas padecen más de 20.000 personas, de las cuales aproximadamente un 95 por ciento son mujeres, es una enfermedad cuyos síntomas son similares a los de los dolores parecidos durante un proceso gripal con mucha fiebre. Se trata de un dolor extendido por todo el cuerpo que afecta a músculos y huesos. Además, en la fibromialgia se dan muchos casos de relación con el Síndrome de Fatiga Crónica.

«Lo que nos parece alucinante -en la asociación- es que se continúe dudando de que tenemos dolor, que estamos enfermas y que sufrimos dolor», explica Pascual.

«Muchos médicos nos dicen que lo nuestro es un problema psicológico», apostilla y añade que «como nuestro aspecto es, muchas veces, en apariencia saludable, incluso nuestros propios familiares no creen que estamos muy enfermas con los consiguientes problemas que ello puede suponer no sólo a nivel médico, también a nivel social».

«Quienes sufrimos de fibromialgia tenemos dolor desde la raíz del cabello hasta la punta de los pies», añade Pascual.
«Nosotros sufrimos una especie de jet lag diariamente y no contamos con la lógica fase de restauración para hacer frente al dolor», explica detalladamente Margalida Pascual. La presidenta de la Asociación de Fibromialgia, cree que el IB-Salut debería contar con un protocolo médico adecuado -desde Atención Primaria- para que los profesionales sanitarios puedan tratar a los pacientes de fibromialgia «de forma adecuada», en palabras de Pascual. De hecho la asociación ya ha remitido una carta al director general del IB-Salut, Josep M. Pomar, sobre esta cuestión y sobre si finalmente se pondrá en marcha la Unidad de Fibromialgia y Fatiga Crónica, que el PP montó, en la anterior legislatura, en el Hospital General de Palma.

«Nosotros apostamos por la puesta en marcha de una unidad especializada, pero que no sólo esté integrada por un psicólogo y un psiquiatra, queremos que cuente con reumatólogo y con unidad de rehabilitación», concreta.

Pascual apunta además que la asociación que ella preside y creó en 1995, año en que le fue diagnosticada la enfermedad, necesita personal de apoyo como «una auxiliar administrativo, un trabajador social, un psicólogo y un reumatólogo».

«Contamos, en la actualidad, con 382 personas asociadas, aunque muchos no saben que sufren la enfermedad porque no han sido bien diagnosticados», concretó Pascual.