La Obra Cultural Balear (OCB) invitó ayer a Christopher Harvie, diputado del Parlamento escocés por el Scotish National Party, un partido independentista, a impartir una conferencia en Can Alcover. El también integrante del gobierno del primer ministro Alex Salmond habló sobre el proceso de autodeterminación de Escocia.
Según Harvie, en la actualidad el «70 por ciento de la población escocesa está a favor de la independencia» de la región. «Desde que ganamos las elecciones hace siete meses, las cosas han cambiado mucho». Para poder lograr la independencia del Reino Unido, el nuevo gobierno no tiene previsto «hacer una revolución agresiva ni divorciarse de Londres», sino, más bien, «superar todo esto» y «entender el proceso como un camino de cooperación y no de confrontación», dijo Harvie. «La ultraderecha sigue estando en contra, pero tanto la calle como el mundo de la política ya se hacen a la idea».
Para conseguir la independencia, en Escocia habrá un referéndum en 2010 en el que «la pregunta a hacer a la ciudadanía tendrá que ser clara».
¿Cuál será la pregunta que se planteará? «Está a favor de la independencia, ¿si o no?». ¿Qué sucederá si el resultado es afirmativo? «La independencia será positiva para el Reino Unido». Una situación que Harvie comparó con la que hoy viven Londres y Dublín, quienes «hablan de cooperación y de futuro como dos gobiernos normales». «No hay problemas ni agresividad». La relación entre el Reino Unido y Escocia «también mejorará cuando se deje de hablar de independencia y se hable de cooperación».
En el futuro, cuando llegue la independencia, la economía de Escocia se centrará en «la alta tecnología y las energías renovables». El principal objetivo del nuevo gobierno es convertir a la nación en «el centro de la energía renovable en Europa», además de «reducir el transporte aéreo y potenciar la alta velocidad terrestre».
Para Harvie, los principales obstáculos de la Escocia del futuro son la crisis inmobiliaria que se prevé, que puede «comportar graves consecuencias». Además, «la relación entre Londres y Edimburgo es mala». «Escocia necesita un cambio radical y más servicios sociales, algo que se podrá conseguir si somos un estado».
El diputado del Scotish National Party afirmó que «las regiones tienen que acumular más autogobierno». «Nuestra independencia hará que el Reino Unido se despierte, porque está perdiendo la identidad en muchos condados porque Londres manda demasiado». Por lo que concierne al gaélico, podrá «protegerse mejor», pero «no podrá recuperarse como lengua propia porque se ha perdido».
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