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Paquita Ferragut padece una parálisis cerebral infantil provocada al sufrir un problema de falta de oxígeno como consecuencia de un ahogo producido por el cordón umbilical tras su nacimiento. Esta mallorquina de 28 años de edad, en silla de ruedas y con problemas de movilidad en todo el cuerpo, ha escrito una novela, titulada Una noche de locura, que presentará hoy, a las 20.00 horas, en la galería Pascual de Cabo, ubicada en la calle Andrés Feliu, 6 de Palma.

«Tenía 17 años, me aburría y se me ocurrió la idea de escribir. La comencé con diecisiete años, pero se borró del ordenador y la tuve que escribir dos veces», explica Paquita Ferragut desde su casa de Magaluf.

«Escribir es uno de mis hobbies. Escribo cada noche desde las diez hasta las doce, a veces hasta las cuatro. Soy como un murciélago, la vida es muy bella como para dormir», añade Paquita.

Respecto a su novela, de la que ya está escribiendo la segunda parte, Viviendo soñando, afirma que es una novela para jóvenes. «Digo cosas que niños pequeños no pueden leer: es una novela para que las niñas de 15 años aprendan a no hacer tonterías», afirma.

Paquita Ferragut dice que su libro combina elementos de ficción con otros biográficos y que lo ha podido escribir con ayuda de diferentes programas y accesorios informáticos. «Tengo un aparato muy moderno, una anilla que se pone en la nariz, que viene de Estados Unidos. Antes utilizaba un unicornio. Es como un pearcing que funciona con láser con el que señalo la letra que quiero escribir», explica. «A la gente que no puede mover los brazos quiero decirle que hay un programa que va muy bien», añade Paquita Ferragut.

Paquita afirma que no tiene costumbre de leer, pero sí de ver cine. «No leo mucho pero veo muchas películas. Leo con el ordenador porque tengo un programa especial que me habla y yo escucho. Es para buscar por internet. Quiero comprarme el programa de los ciegos, para que me ayude a corregir», afirma.

Respecto a su vida, Paquita Ferragut explica que sus padres la matricularon en una escuela «especial» siendo muy pequeña, desde donde fue trasladada con nueve años a un colegio público de Calvià. A los doce años fue matriculada en el centro de Aspace y a los 12 en el Institut de Son Ferrer, donde cursó hasta tercero de ESO. «No pude acabar porque en cuarto había que bajar unas escaleras y no podía», explica. Actualmente trabaja por las mañanas en un almacén de materiales de construcción con su padre.