La convocatoria de las elecciones al Congreso y Senado para el próximo 9 de marzo ha puesto en marcha todo un dispositivo en el que no falta la publicación de las candidaturas, todo un rito al que concurren veinticuatro candidaturas en Balears que abarcan la práctica totalidad del espectro ideológico; cifra que incrementa las que se presentaron hace cuatro años.
En la esencia de la democracia figura la libre concurrencia de todas las opciones "excepto aquellas que son contrarias a los derechos humanos", aunque, por fortuna, la explosión participativa de las primeras elecciones de la Transición ha ido disminuyendo y los electores no tienen que enfrentarse a una desquiciada sopa de letras, tal era el número de siglas que se acumulaban en las papeletas.
Sin embargo, no cabe duda que en estos comicios también concurren formaciones cuyo objetivo político es diferente al de las clásicas formaciones de siempre, se trata, en la mayoría de los casos, de colectivos que quieren plantear un voto antisistema o testimonial. Formaciones como las de Ciudadanos en Blanco, Partido Antitaurino contra el Maltrato Animal, Por un Mundo más Justo, Familia y Vida,... está claro que responden a estrategias destinadas a optar a copar circunscripciones y poder obtener así subvenciones públicas, además de cuota en los medios de comunicación de titularidad pública. Todo ello es perfectamente legítimo, el límite debería estar en el ejercicio responsable de los resortes que les ofrece el Estado.
Lo importante es que, una vez más, las urnas volverán a tener la palabra el próximo 9 de marzo; ese día los ciudadanos de Balears, con su voto, elegirán a sus representantes. Como debe ser.
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