TW
0
XAVIER GISPERT ZEGRÍ Ni en Palma, ni en Mallorca, ni en ningún lugar de Balears existe un cementerio habilitado para enterrar a los musulmanes. Hasta ahora, todos los que han muerto aquí eran inmigrantes y sus cuerpos han sido trasladados a sus países de origen.

El viernes varias decenas de argelinos se despidieron del cuerpo de Chabli Abdelhadi, el primer hombre de origen argelino que llegó a Mallorca, que será trasladado al país africano a pesar de que en vida dejó constancia de su voluntad de ser enterrado en la Isla.

El difunto llevaba cuarenta años viviendo en Palma y quería quedarse para siempre, «porque había vivido más de la mitad de su vida aquí y ésta era la tierra que amaba», recordó el fundador de la Federación Europea de Asociaciones Argelinas, Salem Smati.

Smati señaló que ésta es la muestra más evidente de que la construcción de un cementerio musulmán es muy urgente. «En Mallorca hay muchos mallorquines musulmanes que algún día morirán: ¿Qué se hará con sus cuerpos?», se pregunta Smati.

Jaume Ramon, presente en la ceremonia del viernes, es uno de esos mallorquines musulmanes, y explica que, como él, en Mallorca hay unas cuarenta familias en la misma situación. Eso sin tener en cuenta a las parejas mixtas entre cristianos y musulmanes. Hasta ahora, cuando ha muerto un musulmán, las comunidades de inmigrantes han asumido el coste de guardar el cuerpo en el tanatorio y de repatriarlo. Pero el día en que muera un mallorquín musulmán, alerta Smati, «no habrá un lugar donde enviar el cuerpo».