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El Club Nàutic Portixol cumple este año su 80 aniversario. Acontecimiento que consagra el devenir de una institución que, desde su nacimiento en la costa del Llevant de Palma, ha experimentado un crecimiento al compás de los nuevos tiempos, pero adaptado a las características de la dársena y a la morfología del barrio que le vio nacer.

Su fundación tuvo lugar en 1928 con apenas 14 socios, cuando apenas disponía de un minúsculo muelle y una cabaña para refugio de pescadores con techo de paja, donde se guardaban útiles de faena. «Recuerdo con cierta añoranza que por las tardes de verano, estando de vacaciones escolares, muchos días acompañaba a mi padre a tomar café en la explanada del bar, escuchando historias de mar, algunas inventadas por los más viejos del lugar», señala Antich. «Rememorando tiempos pasados, me acuerdo que también cada tarde de verano era casi obligado salir a 'fluxetja' al caer la tarde y soplar el embat. Por entonces desfilaron entrañables personajes como en 'Bernat de sa rosa', en 'Sonsonete', en 'Tem', o en 'Biel Florit', entre otros. Así permaneció el club durante décadas, hasta que allá por los años cuarenta y al aumentar el número de socios, se planteó la necesidad de ampliarlo».

En 1951 fue inaugurado el nuevo edificio, fundamentado en la actual planta baja donde se sitúa el bar restaurante, que por fortuna, conserva un genuino sabor marinero, ajeno a modas pasajeras. Aquella fecha pasó a la historia no sólo entre sus socios, sino que también fue un acontecimiento para toda la barriada.

El mayor inconveniente por aquel entonces era su vulnerabilidad frente al embate de los temporales, uno de los cuales, en 1958, causó auténticos estragos. Un riesgo que se mantuvo hasta que la entonces Junta de Obras del Puerto decidió construir los diques de contención de la dársena del Portixol. En aquella época los marineros eran los encargados de llevar a cabo las maniobras del varadero en rampa, aportando un toque pintoresco.