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LOLA OLMO El creciente intrusismo profesional en los trabajos de restauración del patrimonio histórico-artístico es una de las mayores preocupaciones de las empresas especializadas en estos trabajos, una amenaza creciente ante la desaceleración que atraviesa en la actualidad el sector de la construcción.

Este fue uno de los asuntos principales tratados ayer por ARESPA, la asociación española de empresas de restauración de patrimonio artístico, que ayer por la mañana celebró su asamblea anual en Palma y cuya apertura contó con la presencia del director general de Cultura del Govern balear, Pere Joan Martorell.

Ésta es la primera vez que la asociación empresarial celebra su asamblea en Mallorca, donde ARESPA cuenta con tres asociados, las empresas mallorquinas Refoart, Restaurotec y Construcciones Llabrés Feliu, que ayer estuvieron representadas por Raúl Barbieri, Ian Kinnear y Miquel Llabrés, respectivamente.

La asociación de empresas especializadas en la rehabilitación de edificios y elementos arquitectónicos catalogados como patrimonio histórico cuenta con alrededor de 40 socios, de los cuales acudieron a la cita en Palma un total de 22. Antonio Corondel, en representación de esta asociación, explicó que «la desaceleración en la construcción ha provocado que grandes empresas de ese sector se introduzcan en trabajos de rehabilitación del patrimonio para los que no cuentan con personal cualificado, lo cual puede tener consecuencias irreversibles si los trabajos no se hacen como es debido». Esta es una preocupación notoria en Mallorca, pero extensible también a todas las comunidades del Estado, por lo que la asociación estudiará las medidas que se pueden tomar al respecto.

Otros asuntos que se trataron ayer en la asamblea fueron la renovación de la junta directiva de esta entidad, y los preparativos para la feria del sector que se celebrará en Valladolid el próximo mes de octubre.