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La mayoría simple de los diputados del Congreso, los del grupo socialista, revalidarán a José Luis Rodríguez Zapatero en el cargo de presidente del Gobierno cuatro años más. Será el comienzo efectivo de la legislatura con el debate de investidura que mantendrá con los portavoces de todos los grupos en la oposición y, en especial, con su principal adversario en las pasadas elecciones, el conservador Mariano Rajoy.

Este debate permitirá calibrar el tono con el que se pretende encarar la legislatura que se estrena, en especial con los temas más candentes: el terrorismo y la economía. En ambas cuestiones será interesante conocer el grado de coincidencia y las posibilidades reales de diálogo entre las dos grandes fuerzas estatales, el PSOE y el PP.

Zapatero ya ha dejado claro que no ve ningún inconveniente en acceder a la presidencia del Gobierno -obligará a una segunda votación- sólo con los votos del PSOE, es decir, sin el apoyo de las fuerzas nacionalistas. El gesto, que no está exento de riesgos -los socialistas no tienen la mayoría absoluta y determinados proyectos pueden peligrar-, deja claro que el presidente no quiere ataduras ni hipotecas políticas durante los próximos cuatro años.

Ésta es la gran novedad del mandato que iniciará esta semana José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE está dispuesto a afrontar con autonomía toda la acción del Gobierno, al margen de las fuerzas nacionalistas y, ésta es otra gran cuestión, del principal partido de la oposición el Partido Popular. En efecto, el presidente y todo su equipo tendrá que hacer gala de una extraordinaria capacidad de diálogo para evitar que se entre en una situación de colapso político, lo último que necesita España para superar los tiempos difíciles que se avecinan.