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Se llama Claudio Marmocci, es italiano, de Bolonia, e hincha de la Juve. Se gana la vida tatuando los cuerpos de la gente. Para dar ejemplo, el suyo tiene menos centímetros sin tatuar que tatuados: «La primera vez que me tatué tenía 11 años, 38 años después ni me acuerdo de cómo era sin tatuar. Es más, ni me veo».

Dice que se ha venido a vivir a Palma «porque en Eivissa vive mi hija, y así estoy más cerca de ella».

Tiene una clientela ilustre, como el tenista Adriano Panatta, o el futbolista Paniuca, «al que tatué cuando jugaba con el Inter de Milán y era el portero de la Selección italiana». Entre su selecta clientela está la Spice Girl Mel B., «que me pidió que le tatuara un anillo en el dedo anular el día en que se casó. Aparte, ya la había tatuado antes, en la espalda».

El 'Brooklyn' que lleva tatuado Beckham en su antebrazo, «que es el nombre de su hijo, también se lo tatué yo. Lo que pasa es que Victoria no quiso que nos hicieran fotos durante la sesión...».

Para Claudio, que es un excelente conversador, lo del tatuaje es una forma de vida. «Antes, los que se tatuaban, o eran presidiarios o marineros que pasaban largas temporadas fuera de casa y de los suyos. Hoy se tatúan los deportistas de élite, la gente fashion, los artistas famosos, los millonarios... El mundo ha cambiado, evidentemente».

Cuenta Claudio que, como en todo, en lo suyo hay buenos y no tan buenos. «Afortunadamente, de unos años a esta parte hay una reglas que salvaguardan la higiene de nuestros clientes al controlar muy estrictamente el trabajo que hacemos».

Actualmente se tatúan tres tipos de personas. «Los que vienen por la tienda, echan un vistazo a los modelos que tenemos y el que más le gusta lo pide. Son los recién iniciados. Luego están los que piden cosas concretas, como Beckham o la Spice Girl. Por último estamos los demás: los que buscamos tatuarnos una pierna, un brazo, la espada o el pecho».

En cuanto a precios, depende de lo trabajoso que sea el tatuaje, «desde los 70 u 80 euros a los 8.000, y más». Nos muestra una fotografía en la que aparece él, entre agachado y encogido, y que fue portada de un calendario en Italia. Eso puede costar más de 8.000 euros».

En cuanto a si es peligroso tatuarse la cabeza, su respuesta es contundente: «En absoluto». Y respecto a qué días son los mejores para tatuarse, tampoco tiene dudas: «Los de invierno, ya que la piel está más tersa que en verano. Y según sea el tatuaje, lo más recomendable es tomarse un día o dos de vacaciones»

Pedro Prieto

Foto: Click