La exposición abrió ayer sus puertas al público de Palma con la presencia, entre otros, de la alcaldesa Aina Calvo, el delegado de Gobierno, Ramon Socías; la consellera Fina Santiago y la presidenta del Consell, Francina Armengol; que coincidieron en el valor del trabajo de la ONCE y en que «Una ciudad respetuosa con la discapacidad es una ciudad mejor para todos».
Todo aquel que durante estos días se pase por el Parc de Ses Estacions puede descubrir que existen aparatos como el 'colorino': un pequeño objeto similar a un teléfono móvil que si lo apoyas sobre un objeto, una camiseta por ejemplo, te dice de qué color es. O una barra de armario que baja automáticamente con la finalidad de acercar la ropa a alguien en silla de ruedas.
Lo primero es una cocina equipada con un fogón y un horno que habla o tenedores con mangos adaptados. También un baño totalmente adaptado, algo más común, en parte gracias a la labor de la Fundación la ONCE y la ayuda que hoy recibe de Fundación Vodafone, Obra Social Caja España y Fundación Eroski.
También está el apartado de educación donde descubrimos aparatos fundamentales para la formación de personas discapacitadas. Aparatos como un teclado en braille, un amplificador de voz para el ordenador o una pizarra interactiva donde el mensaje pasa de distinta forma a cada alumno en función de su discapacidad. Existe una sección dentro del recinto más dada a la diversión, con una canasta y una portería de paralímpicos. Una pequeña 'ciudad' donde el visitante puede pasear llevando unos antifaces o un museo tiflológico, donde lo importante es el uso del tacto.
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