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ÀLEX CABOT
«Estamos muy orgullosos de que una institución como la nuestra, sin ánimo de lucro, haya llegado hasta los cien años. Es una maravilla saber que todavía llevamos la antorcha encendida», asegura Catalina Serra, presidenta de la Fundación Patronato, haciendo referencia a la sensación que tienen todos sus miembros ante una fecha tan especial.

Con motivo del centenario presentan mañana (a las 19.30 en c/Montevideo, 6) Cent anys del Patronat Obrer (1907-2007), un trabajo del profesor de la UIB e historiador Pere Fullana Puigserver y del socio de la Fundación Antoni Salas Fuster. «Han hecho un trabajo espléndido, Pere Fullana se ofreció en cuanto supo que queríamos hacer un libro y Antoni Salas es un socio de toda la vida que se ha pasado cantidad de horas en las bibliotecas», recuerda Catalina Serra.

La Fundación Patronat Obrer de Sant Josep nació de las manos del padre jesuita Guillem Vives Rotger el 1 de mayo de 1907, por lo que el acto de mañana día 12 realmente celebra la clausura del centenario y la bienvenida del año 101.

Todo comenzó con un local social que inicialmente se llamaba «Patronat de la Joventut Obrera de Palma» y hoy cuenta con más de 1.000 socios, más de 150 personas entre voluntarios y profesionales y con unas instalaciones modernas donde cientos de personas acuden diariamente. «Es imposible saber cuánta gente puede haber pasado por aquí porque se ha ido cambiando de edificio con el paso de los años y se han perdido documentos y papeles», cuenta Serra.

Desde aquellas instalaciones en el carrer Ramon Llull hasta las actuales en la calle Montevideo, pasando por el edificio de las Avenidas, la Fundació Patronat Obrer se ha convertido en un centro educativo y formativo especialmente con aquéllos que «socialmente han tenido más problemas».

Catalina Serra está a la cabeza de una organización que se encuentra en un enclave un tanto estrátegico, «entre barrios como sa Calatrava, el Molinar o la Soledad, donde vive gente que puede sufrir problemas de exclusión social».

En tiempos no muy lejanos, la gente que más necesitaba de esta Fundación era en su mayoría la propia gente de Palma que por motivos de etnia, económicos o por ser familias con problemáticas específicas acudían a Sant Josep. Ahora son personas que provienen tanto de Palma como de cualquier parte del mundo.

La Fundación trabaja en la actualidad a favor del colectivo de inmigrantes con proyectos como el EQUAL, «encaminado a acompañar a las familias recién llegadas a la Isla e informar sobre las posibilidades de vivienda, trabajo, estudios para sus hijos, burocracia y demás asuntos básicos». Además cuentan con pisos tutelados donde por un precio casi simbólico disponen de una habitación en un piso compartido.

Se imparten clases de castellano para inmigrantes, cursos de integración social y laboral de estética y peluquería, módulos de formación social y laboral (que incluyen jardinería y floristería, modista y mantenimiento).

La actividad de Sant Josep no sólo se basa en la integración del inmigrante, pues el abanico es amplio y para gente «que va de los 3 hasta los 90 años».

Antonia Serra explica cómo la educación es un arma de prevención para los más jóvenes, reflejo de esta apuesta son su escuela de baloncesto (de las más prestigiosas de Mallorca), sus 14 equipos de fútbol donde hoy juegan 280 niños, la escuela de patinaje, la de pádel, etc. «Todo para que el niño sea feliz y aprenda lo que es el respeto».

El Patronat Obrer es también un lugar de ocio para los más mayores:con talleres de memoria, baile de salón, clases de 'punt mallorquí', o gimnasia. Hasta cuenta con una cofradía.