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GABRIEL ALOMAR Huir de Mallorca durante la Guerra Civil era la única esperanza para quienes, por sus ideas políticas, podían ser objeto de represalias, en muchos casos con resultado de muerte.

Juan Matas Salas fue uno de aquellos mallorquines aterrados por el cariz que tomaba un odio desatado contra todo lo que no fuera la adhesión incondicional a las prerrogativas del llamado Movimento Nacional. Armado de valor y acompañado por familiares y amigos, tras permanecer tres años oculto en el subterráneo de su vivienda en pleno centro de Palma, decidió emprender su particular odisea: Hacerse a la mar con un bote rumbo a Àfrica desde donde se trasladaría en barco de línea regular hasta Argentina.

Por paradojas del destino y tras capear un temporal a la deriva, se cruzó en su rumbo una nave que resultó ser italiana y por tanto aliada de los sublevados. Trasladados a Civitavecchia, puerto de Roma, el grupo de mallorquines fue encarcelado en la capital italiana. Desde allí serían enviados a la isla de Ventotene, un lugar en medio de la nada, donde entablaron relación con los políticos italianos, como Sandro Pertini, que encabezarían los gobiernos democráticos tras la caída del régimen fascista de Mussolini.

A medida que avanzaba la II Guerra Mundial, en la que Italia entró en 1940 uniendo su suerte a la Alemania nazi, se realizaron las gestiones para el regreso a España de parte de aquellos exiliados en un país hostil. Un tren especial les llevó de nuevo a España y en este caso a la Cárcel Modelo de Barcelona. Allí permanecieron hasta su retorno a Mallorca, donde tras el paso por la Prisión Provincial y habiéndose acreditado su «conducta intachable», fueron liberados al poco tiempo. Así concluía un cautiverio de 2.560 días que supuso toda una odisea para Juan Matas y sus acompañantes, algunos de los cuales siguieron otros caminos.

Desde 1943 Juan Matas se dedicó a su empresa familiar de cliches, llamada primero Diapositivas Matas y después Publicidad Matas, hasta su fallecimiento en 1993. Una experiencia que marcó sus vidas y que muchos años después motivó la redacción de estas páginas, ahora plasmadas en un libro editado por Lleonard Muntaner, con prólogo del catedrático de la UIB Miquel Duran; introducción del catedrático Alfonso Botti, de la Universidad de Urbino y un estudio preliminar del doctor en historia Joan Josep Matas.