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NEUS AGUILÓ
Margalida Colom es profesora de bordado mallorquín y todos los martes acude puntual al centro cultural de Son Real para enseñar este arte. A las seis de la tarde el aula de bordado se llena de alumnas interesadas en perfeccionar su técnica. Margalida también trabaja en los centros culturales de Son Ferriol y de Santa Catalina y tanto ella como sus alumnas muestran su preocupación ante la posible supresión de determinados grupos de talleres de bordado.

María Luisa Guerra, coordinadora del centro de Son Real, explica que «hubo cierta confusión a principio de curso porque las actividades empezaron más tarde y esta circunstancia despistó a algunos vecinos pero no es cierto que el Ajuntament quiera suprimir grupos, simplemente quiere que en los centros culturales haya más variedad de actividades».

Al margen de ello, a Margalida ya le han cerrado distintos grupos: «en Son Real no me han quitado grupos pero en Santa Catalina me han cerrado la mitad y en Son Ferriol nos quitaron el taller que hacíamos por la mañana».

La profesora afirma que los grupos no se han cerrado por falta de alumnado sino porque «este año ha cambiado la empresa que gestiona los centros culturales; en Santa Catalina la empresa me comentó que el Ajuntament había dicho que no quería que hubiera tanto taller de pintura y bordado».

Además de mejorar su técnica de bordado mallorquín, las alumnas de Margalida acuden al taller para mantenerse en activo a la vez que para relacionarse con otras personas; éste es el caso de Maria Antònia, que lleva nueve años participando en los talleres: «vengo aquí porque me gusta bordar, porque me relaciono con la gente y además practico una actividad que me ayuda a mantenerme en activo». Maria Antònia piensa que quieren cerrar grupos de bordado mallorquín porque «la idea del Ajuntament es hacer sólo conferencias y exposiciones pero a nosotras lo que nos gusta es bordar; me parece que hay que tener en cuenta las preferencias de los vecinos a la hora de programar actividades».