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Un año más, se celebró la Fiesta de la Cruz de Mayo en la sede de la Asociación Democrática de Pensionistas y Jubilados de Balears, entidad que preside María Teresa Rattier, y a la que asistieron numerosos asociados, algunos e ellos ataviados de faralaes.

Los socios, aportando flores "claveles en su mayoría", y algunos ingenio, fueron los autores de la gran cruz de color blanco que presidía el altar, así como de la ornamentación, también a base de flores.

En principio, tenía que celebrarse una misa y a continuación todos los asistentes cantarían La Salve rociera, para, inmediatamente después, dar paso al baile, pero, debido a la indisposición del páter titular de la asociación, y la imposibilidad de celebrarla por parte del que le sustituyó, debido, según se dijo, a problemas de memoria, no hubo misa. En su lugar se rezó. Por los de aquí y por los que ya no están entre nosotros.

Finalizados los actos religiosos, quienes participaron el curso de sevillanas que se dio recientemente, se lanzaron a la pista a bailarlas junto a otros bailes regionales.

A mediodía, y como no podía ser de otro modo, hubo almuerzo de hermandad. Por la tarde, más baile. Concluyendo esta jornada de la Cruz de Mayo con un nuevo canto de La Salve rociera.

Y hasta el año que viene, cuando volverá a celebrarse esta tradicional fiesta.

Pedro Prieto