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El último domingo de junio, segundo del verano que acaba de comenzar, fue propicio para un día de playa. Las calles de Palma se volvieron a quedar totalmente desiertas ante el éxodo, casi masivo, a las zonas de playa. Illetes, Can Pere Antoni, Ciutat Jardí, Can Pastilla o la Platja de Palma recibieron a miles de personas que aprovecharon la jornada dominical para tomar y sol refrescarse ante las altas temperaturas. El mercurio subió ayer hasta los treinta grados.

Palma no llegó a recobrar el pulso cotidiano de un domingo típico de verano porque, tras la playa, la mayoría de la gente se encerró en hogares y bares para ver la final de la Eurocopa de fútbol que, a partir de las 20.45 horas, disputaban las selecciones de España y Alemania.

R.D.