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Saps que fan els segadors quan berenen dematí? "Mengen prest i tornen-hi, ara que és un poquet bland. De sol a sol la cosecha del cereal mallorquín era una tarea que se hacía con gusto y cantando. Cada uno con su hoz formaban las gavillas, las juntaban en garbas, cada 10 garbas, un cabeon, cada 10 cabeons, unos 900 kilos. Esa era una buena cosecha. Por la mañana, la humedad hace que sea fácil recoger. ¿I saps que fan els segadors quan berenen es capvespre? Allargan es coll mes d´un distre per arribar a s´enciam. Por la tarde, cuando el sol seca el grano, es más fácil formar la garba. La cosecha de este año ha sido excelente para Miguel Sureda, un hombre de ideas claras, que sembró cuando él creyó que era buena época. «Todos los vecinos sembraron en enero, yo lo hice más tarde y las lluvias me ayudaron a sacar la mejor cosecha de la zona». La siembra y la cosecha la realizan con herramientas antiguas, recuperadas y restauradas. Las semillas sin transgénicos, el campo limpio, sin gasoil, sin tractores, los arados y la segadora tirados por nobles caballos de pura raza mallorquina. «Bien tratados con cariño, los caballos trabajan mejor, cuando la gente canta cerca de ellos, parece que saben que ellos deben también trabajar a gusto. Sureda es el impulsor de la Associació de -Propietaris y Criadors de Cavalls Mallorquins, y su relación con ellos es de amistad. «Cuando los sueltas por el campo, se acercan unos a otros, son caballos enteros, me parece muy salvaje castrarlos para que den vueltas a la noria o salten obstáculos, o corran más rápido. Y al contrario de lo que se piensa, no son agresivos, juegan entre ellos, se relacionan, se montan y después, trabajan duro».



Sureda y José Àngel García forman un equipo de trabajo que además comparte las ideas naturales de recuperar la tradición. «Mallorca era un jardín, era autosuficiente; hortalizas, agua, carne, arroz, almendra, algarroba, pero la especulación les ha hecho desprenderse de sus tierras y eso ya no se recuperará jamás. Tenemos las energías naturales: viento, sol, caballos, lluvia. Nosotros queremos ir a las raíces de hace 50 años, "insiste José" recuperar el terreno perdido, hacer que las palabras se conviertan en hechos». La pasión de este joven cordobés es comparable con su vigor al trabajar. «Aquí no hay horarios, se hace y ya está, hasta que la última garba está atada no nos vamos».

Algunos agricultores, como Toni Bassol, de S'Horta, se acercan a ayudar. Cuando era niño, supo segar 10 cuarteradas a razón de 15 sacos de granos de 80 kilos cada uno por cuarterada. Cada cuarterada tiene 7103 metros cuadrados. Después de más de treinta años sin subirse a la silla de la trilladora, cumple nuevamente con su sueño.

También ayudan los padres de Miguel, Antonio Sureda y Catalina Fons, sorprende verlos. Antonio tiene 82 años y Catalina 77, desde los 14 años hacían esto y hoy, después de 40 años, aportan esta sabiduría y son felices en la era. Catalina canta mientras siega y Antonio ata las garbas y mide los vencills. «Estos vencills los guardé hace 40 años y están hechos de carrizo mojado en el mar y trenzados por mi. Si no lo ves desde chico, es difícil aprender a hacerlo». La señora recuerda las letras de las canciones de aquella época, los cuentos, las competiciones entre ellos mismos para ver quién era el que cosechaba más y mejor.

Óscar Pipkin