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ÀLEX CABOT-EFE
El secretario general de Pimeco, Josep Capó, consideró ayer que en esta temporada de rebajas los empresarios, conscientes de que no habría una gran afluencia de público ni de ventas extraordinarias, han utilizado la publicidad para atraer a los compradores, con ofertas que no responden a la realidad.

El responsable de Pimeco ha asegurado que este año no habrá «altísimos descuentos» sino «normales», y ha advertido que, en las grandes superficies, la tendencia es anunciar una rebaja entre el 50 y el 70 por ciento, pero que «realmente sólo es entre el 20 y el 40 por ciento».

En el pequeño comercio, Capó ha comentado que «muy pocas tiendas» anunciarán descuentos de más del 40 por ciento y ha anticipado que la mayoría de ellos se moverán entre el 25 y el 40 por ciento en los descuentos.

Además, afirmó que el producto que las grandes superficies y marcas ponen a la venta en rebajas no es el de más éxito durante la temporada, pues este está retirado, ha afirmado el secretario de Pimeco durante una rueda de prensa celebrada ayer, tras el primer día de la temporada de rebajas de verano en Balears.

Capó añadió que lo que se vende es el producto de segundo nivel, de menos impacto en la moda, el cual está comprado expresamente para rebajas, y que no es el que espera el consumidor.

En cambio lo que se oferta en el comercio tradicional, ha dicho Capó, es lo que ha estado en la tienda en la temporada, con el fin de sacar el «stock», la ropa que no se ha logrado vender en temporada y que ha quedado almacenada.

Por su parte, el director de estudios del Pequeño y Mediano Comercio balear, Antoni Villalonga, ha asegurado que la principal novedad de estas rebajas de verano es el gran «stock» que tienen muchas tiendas, y ha añadido que la jornada del lunes siguió la pauta normal de cualquier primer día.

El director ha destacado el «grave problema de rentabilidad» para las tiendas, por lo que prevé que a principios del mes de agosto, un mes antes de lo habitual, comiencen a mostrarse los avances de la temporada otoño-invierno para crear un «consumo compulsivo».