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El fenómeno turístico en Sóller y el Port está íntimamente liga al ferrocarril. A través de este ecológico medio de transporte visitan cada año decenas de miles de turistas el municipio, enclavado a los pies de la Serra de Tramuntana, y su puerto.

En plena temporada turística y con una notable afluencia de visitantes en las playas del Port, todavía se puede respirar cierta tranquilidad en la zona. El turismo que visita este enclave suele ser familiar y muchas veces se encuentra alojado en otros lugares de Mallorca.

Francisco Martínez trabaja desde hace una década en el restaurante Don Juan, a pocos metros de la playa. Reconoce que a estas alturas del mes de julio «la temporada está algo floja porque el turista que visita el Port tiene cada vez menos poder adquisitivo». Es circunstancia parece una consecuencia directa de «la implantación del euro. Ahora "comenta" los visitantes miran casi con lupa los precios, algo que no ocurría cuando teníamos la peseta; entonces, el turista se sentaba, comía y pagaba».

Xesca Sampol es la propietaria desde hace seis años de la tienda de souvenir Mayka. «La temporada está resultando algo rara "comenta" porque el tiempo tampoco nos ha ayudado mucho; entre otras cosas porque Semana Santa fue muy pronto y el mes de mayo hemos tenido menos visitantes en la zona por el mal tiempo».

La implantación del euro también está repercutiendo en el nivel de gasto de los turistas. Xesca asegura que ahora «los visitantes miran el céntimo a la hora de realizar una compra».

En cuanto a la marcha de la temporada, asegura: «Creo que todavía es pronto para hacer un balance, habrá que esperar a final de año para saber si este ejercicio ha sido mejor o peor que el año pasado».

Manuela López, propietaria desde hace una década de la cafetería Bodeguita, es claramente optimista sobre cómo marcha la temporada porque, según comenta «cada día me lo planteo como un reto; intento hacer las cosas lo mejor posible para que mi negocio vaya bien». Reconoce que existe mucha competencia en la zona, circunstancia que ella valora de forma positiva porque «me parece bueno para el cliente que haya competencia. Para nosotros es un estímulo de cara a mejorar cada día y ofrecer un mejor servicio». La temporada para ella se está desarrollando de manera similar «al año pasado; siempre hay meses buenos y otros no tan buenos, pero el líneas generales las cosas no van mal, aunque se debe trabajar mucho para lograr los objetivos».

Torcuato Martínez regenta el establecimiento Chachi, en el que se puede encontrar casi de todo (prensa, regalos, heladería, etc). Resume en una frase la evolución que ha experimentado el turismo en los últimos años. «Los turistas, antes compraban y luego pagaban; ahora, primero miran y luego compran».

Reconoce que un factor negativo para la oferta complementaria es «la falta de aparcamientos. Resulta casi imposible estacionar en la zona y los lugares que donde se puede hay que pagar».