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Las noticias en verano siempre son las mismas. Una de las que más aparece en los distintos medios de comunicación está relacionada con el problema con el que muchos padres se encuentran durante los meses no lectivos, en los que no saben muy bien qué alternativas elegir para que sus hijos disfruten del verano mientras ellos trabajan. Éstas pueden ir desde acudir a las escuelas de verano, a cursillos de vela o natación o a talleres de actividades varias. Y este mes de julio, uno de los mejores destinos para los niños son los campus que oferta la Universitat de les Illes Balears (UIB), y no ya por las instalaciones con las que cuenta (piscina, pistas de fútbol, baloncesto o tenis, comedor), sino por la labor de los monitores. Resulta gratificante ver a tantos niños de entre 3 y 12 años tan encantados con este tipo de actividades veraniegas.

Desde las nueve de la mañana hasta las dos del mediodía (los niños también comen en la universidad, con un menú en el que predominan las verduras y la fruta) estos monitores les enseñan con sincera tranquilidad y entusiasmo cómo se juega a volleyball en la piscina, cómo ponerse el gorro de natación o las reglas adaptadas del pádel. Todo esto, después de darles de desayunar en la terraza del polideportivo universitario. Además, a lo largo del mes, se realizan actividades complementarias como talleres de pintura o malabares, la instalación de castillos hinchables o las visitas de payasos o espectáculos circenses. «No hay nadie más agradecido que un niño de cinco años. Es un trabajo precioso», comenta David Roig, uno de los monitores.

El campus de este año gira en torno a actividades temáticas sobre piratas. Con todo ello, es entendible que los niños prefieran, a diferencia de sus hermanos mayores, pasarse todo el verano en la UIB.