TW
0

El director del Centre de Recerca Econòmica (CRE), Antoni Riera, ha presentado el Informe Económico y Social de las Illes Balears 2000-2007, un periodo en el que se han concentrado importantes cambios sociales y económicos en el conjunto de la Comunitat Autònoma. El enorme crecimiento de la población extranjera "ha pasado de representar el 6 por ciento al actual 18 por ciento en sólo ocho años", junto con un modelo económico que basa su crecimiento en el consumo del territorio "el índice de presión territorial casi se ha duplicado en estos años" está pasando factura y las Islas han perdido posiciones en la clasificación de regiones por renta per cápita.

El reajuste inmobiliario, la volatilidad del precio del petróleo y de la cotización de las principales divisas, las turbulencias financieras y el encarecimiento de determinadas materias primas dibujan un horizonte económico para Balears tan sombrío que, en opinión del Centre de Recerca Econòmica, acabará teniendo consecuencias «dolorosas» "en clara alusión al incremento en las cifras de parados" y con una magnitud que le hará entrar en «los libros de Historia». Duros, muy duros, y preocupantes los términos utilizados por Riera para referirse a la crisis en la que estamos inmersos y de la que nadie es capaz de vaticinar su evolución.

Desde el Centre se reclama un cambio en el modelo económico de Balears que, con los actuales mimbres, no parece posible. Denunciar el exceso de consumo territorial y de presión demográfica sin ofrecer una alternativa real para el futuro de las Islas, sólo se esboza el manido cambio de la calidad por la cantidad de visitantes y la financiación de proyectos de I+D, pone un colofón excesivamente voluntarista al prestigioso estudio del Centre de Recerca Econòmica.