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Los movimientos migratorios en España constituyen el tema de la exposición De l'Espanya que emigra a l'Espanya que acull, presentada ayer en el Archivo Histórico Militar ubicado en la calle Sant Miquel.

«Las cosas se repiten, de la misma manera en que hemos sido emigrantes, incluso ilegales, parte de la inmigración que tenemos también es así», indican Blanca Uruñuela y Almudena Asenjo, presidenta y vicepresidenta de la Fundación F. Largo Caballero que presenta la exposición con la participación del Govern balear y la UGT. Una iniciativa destinada a dar a conocer la evolución de este fenómeno social impulsado por la necesidad de trabajo en países en expansión a través de la historia y en la que también han colaborado el Consell de Mallorca, el Ajuntament de Palma y los ministerios de Defensa y Trabajo.

La muestra, que recoge unos 400 objetos originales vinculados a la emigración, desde maletas a enseres personales, alimentos y complementos junto a numerosas fotografías, se estructura en ocho apartados temáticos. El primero muestra el periodo comprendido que va de 1882 a 1935, cuando 3'5 millones de españoles cruzaron el Atlántico en una larga travesía oceánica con frecuencia hacinados en busca de nuevas oportunidades hacia Sudamérica. A continuación se expone la forzada emigración política, tras la derrota de la República. Un tercer cuadro temático revisa la importante migración interior a nivel nacional experimentada durante los años 50 y 60, en grandes movimientos del campo a la ciudad y del sur al norte de la Península. Un hecho que afectó a unos cinco millones de payeses convertidos en obreros. La emigración a la Europa del desarrollo destacó entre 1956 y 1974, período durante el cual se restableció la emigración a América en los últimos trasatlánticos de línea regular. Los emigrantes temporales en la agricultura, la construcción o la hostelería proliferan en la España desarrollista de los años 60 y preceden la última época del retorno o la permanencia en el extranjero. Finalmente, la línea cronológica finaliza con la actual situación en la que España se ha convertido en un país de acogida a partir de los años 90.

«Durante los últimos diez años, el número de inmigrantes en España ha pasado de representar el 1'5 sobre la población a cerca de un 10 por ciento, lo que se traduce en una población de 4'1 millones de inmigrantes», indicaron las coordinadoras de la muestra, quienes aseguran que «todo emigrante se va con la idea de volver».

Gabriel Alomar