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Palma es una ciudad sin tradición de tapas. Que TaPalma pretenda llevarnos hasta ellas es algo encomiable. Hasta 75.580 pinchos se han degustado en Ciutat durante los cuatro primeros cuatro días del encuentro.

La tapa, entre otras cosas, es un aperitivo previo al almuerzo, y al mismo tiempo, un elemento socializador, puesto que en torno a ella se suele reunir la gente a degustarla y a charlar.

Pero en Palma, y suponemos que en la Isla también, la tapa tiene un enemigo: es berenar, el que solemos meternos entre pecho y espalda a media mañana; berenar que nos deja sin hambre hasta la hora de comer. Por eso, tomarse algo más poco antes de almuerzo es algo que sólo aguantan estómagos privilegiados. En cambio, por las noches, el tapeo sí puede tener su parcela: a veces, tapeando se cena. Y eso es lo que está pasando en estas jornadas de Tapalma 2008. Que viene funcionando mejor por las noches que a mediodía, basta sino con darse una vuelta por Santa Catalina y comprobar que a mediodía puedes entrar fácilmente en los locales y pedir tu tapa, pues no te encontrarás con mucha gente, mientras que por las noches, en según cuales, tendrás que hacer hasta cola.

Por todo esto, bien está que se intente instaurar la tapa en los bares próximos al lugar de trabajo o de la vivienda. Incluso no estaría de más que TaPalma dejara una sugerencia, que durante el año un día a la semana como mínimo se dedicara a la tapa. También es muy positivo el premio que TaPalma ha creado a la mejor tapa; premio que se da a través de la opinión de quienes estos días las han degustado, y que hoy se entrega.

Pedro Prieto

Foto: Nuria Rincón