Mirar el Sol

La azotea del colegio se convirtió en un observatorio improvisado desde donde los chicos y chicas recibían una breve clase teórica y práctica de astronomía.

El telescopio de mayor tamaño era realmente un catadriópitco Schmidt-Cassegrain, de 10 pulgadas y 200 aumentos, que permite visualizar la fotosfera solar. Lo equivalente a la superficie, «en la que podemos ver distintas manchas solares que están más frías que el resto», explicaba la planetarista y miembro del equipo de divulgación del OAM Elena González. Y es que el Sol se encuentra a 6.000 grados Centígrados y ciertas partes de éste se encuentran a 'tan sólo' 3.000 grados. Una diferencia abismal que se hace perceptible a la vista y que los chicos y chicas pudieron apreciar.

El segundo telescopio, de menor tamaño y que se encontraba adherido al Schmidt-Cassegrain, era de hidrógeno de 50 aumentos y permite ver la cromosfera del Sol, que viene a ser una sombra tenue alrededor de la superficie del astro y que sería un equivalente a la imagen que cualquiera tiene sobre la atmósfera terrestre. Sendos aparatos estaban totalmente preparados para mirar directamente al Sol, ya que sería imposible hacerlo de otra manera. «No me canso de decirle a los niños que nunca tienen que mirar con sus telescopios directamente al Sol», explicaba Elena González.

Siguiendo con las actividades del 50 aniversario, los alumnos de 4º de ESO se desplazan hoy hasta el Observatori de Costitx. «Nuestro centro siempre ha tenido una relación especial con la astronomía, desde que en los años sesenta Salvador Salas y Ramón Comte consiguieran que se instalase en la azotea uno de los mejores telescopios de Mallorca», recordaba Rafel Bosch director del centro. La cúpula metálica del telescopio del Lluís Vives será donada a los jardines del Observatori de Costitx.