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El señor de arriba, tras las cortinas, es Bartomeu Vicens y si no fuera por su condición de diputado, estaría hoy en la cárcel o la habría eludido tras pagar una cuantiosa fianza. El momento que recoge la fotografía de Pere Bota es el de su espera a que el president Antich terminara una de sus intervenciones para acceder al salón de plenos y sentarse en su escaño. Vicens fue ayer la única persona que guardó un poco las formas en todo esa intensa sesión. No quería robar protagonismo a Antich y guardó la formas. Qué curioso.

Curiosa sesión plenaria la de ayer. Govern, diputados y diputadas asistían ayer a una curiosa representación: discernir cuál era el 'estado de la Comunitat' mientras políticos y medios de comunicación (más movilizados que nunca) estaban pendientes de otra historia. Durante la primera parte del pleno (la sesión de mañana) dos de los cincuenta y nueve escaños del Salón de las Cariátides (esas esculturas en forma de mujer que creían haberlo visto todo) estaban vacíos. Sus titulares estaban declarando en los juzgados. Uno, Josep Juan Cardona; el otro Tomeu Vicens. Cardona llegó al Parlament como un colegial al que le acaban de dar las notas y observa con deleite que no le han cateado. Vicens llegó más preocupado que lo que aparentó ante los medios. Vicens es uno de esos tipos con formas de educado caballero pero llevaba ayer la procesión por dentro.

Fue uno de los momentos más intensos de la jornada de ayer. Otro se vivió justo cuando Munar levantó la sesión de mañana y se formaron tres corrillos: uno de cargos de UM; otro formado por Antich, Armengol y Melià (UM) y otro de diputados del Bloc despistados. Nadal iba y venía del grupo de UM al de Antich. Posiblemente allá fue donde se empezó a pactar que Antich pediría «el cambio de diputado». Antes, Miquel Nadal, había asegurado que el dimitiría sin dudarlo si la sociedad relacionada con la de Vicens había cometido algún acto delictivo, incluso sin saberlo. Parecía como si el presidente de UM estuviera apuntando a Vicens lo que haría en su lugar.

Jornada inédita, sin precedentes en la Cámara balear y llena de emotividad, temores y hasta pesadillas. Como que alguien hablara de elecciones anticipadas. Varios programas de radio y televisión se emitieron ayer desde el Parlament. En todos se hablaba de los juzgados.

Un dato: el apellido de Matas no se oyó ayer para nada en el Parlament. Quién lo hubiera dicho hace solo unos días. Por cierto: el debate acaba hoy. Eso sí: ni las radios ni las teles harán programas en directo. Sólo es política. No hay juzgados. Ni cárcel. No tiene morbo. Muy aburrido. Las cortinas seguirán. Eso sí.