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Rosa de Lima es una mujer muy trabajadora. Por la mañana trabaja como economista en el BBVA de la calle Sindicato; por la noche, como artista en Son Amar. Y este verano ha estado presentando el programa televisivo Quin estiu. Si ahora no presenta otro programa, es porque entre el banco y el restaurante-espectáculo tiene más que suficiente, «y también porque no quiero pasarme dieciocho horas del día trabajando, entre otras cosas porque tengo marido y dos perros a los que cuidar», explica. Por eso, cuando recientemente le han hecho una propuesta para volver a la televisión ha dicho que va a esperar un poco.

Le pregunto si ha pensado en tener hijos y «... pues, de momento, no nos lo hemos planteado, pero todo llegará», responde. ¿Cómo se las arregla para estar cada día en tres frentes que nada tienen que ver entre sí? «Pues, aparte de que me considero una currante, seguramente porque soy una mujer muy ordenada y que sabe cambiar el chip», asegura.

Seguro que más de una vez algún cliente del banco le ha dicho que la ha visto cantar en Son Amar. «Pues sí, me lo han dicho. Sin ir más lejos, el martes uno me dijo: 'Anoche te vi cantando en la gala del deporte'. También, a veces, se me quedan mirando y me dice que en Son Amar, o en la tele, hemos visto a una chica que se parece mucho a ti. Y yo les digo que sí, que ya lo sé, que no es la primera vez que me lo dicen... ¿Qué puedo decirles?», responde sonriendo. Si en la banca es mujer solvente y está muy bien preparada para el cargo que desempeña, en el espectáculo sabe hacer prácticamente de todo: canta, baila, presenta, ... «Al menos, en Son Amar, soy la primera que sale y la última que se va», destaca.

Cuando Chenoa entró en Operación Triunfo, Rosa se quedó en la puerta del programa. ¿Mala suerte? «Depende de como se mire. ¿Qué se yo lo que hubiera pasado si hubiera entrado? ¿Hubiera cambiado mi vida...? No lo sé. Tampoco me lo pregunto. Lo pasado, pasado está. Los momentos hay que vivirlos cuando se presentan... Lo importante es ponerse metas, como yo he hecho, y hasta la fecha creo que las he alcanzado casi todas. En realidad, y pese a que la vida no te lo pone fácil, no me puedo quejar. Tres trabajos no los tiene todo el mundo, aunque trabajo lo que se dice trabajo sea sólo el banco, pues los otros dos son más bien aficiones, pero a los que me entrego en cuerpo y alma, y a alguno de ellos de lunes a domingo, sin descanso».

Como experta en inversiones, hay que preguntarle por el momento por el que estamos atravesando: «Para el ciudadano de a pie, malos, no queda más remedio que apretarse el cinturón»; y también si es bueno invertir: «Tampoco, sobre todo si no tienes mucho dinero. Estos tiempos sólo son buenos para los que tienen suficiente dinero para invertir».

Pedro Prieto