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JUAN M. GIMÉNEZ Desde la salida 11 de la autopista de Palma a s'Arenal nos lleva directamente a una rotonda y desde allí a la calle Las Maravillas, siguiendo la calle todo recto nos encontramos en la plaza del mismo nombre, y a la altura entre los balnearios siete y ocho. En la plaza está la parada de taxis, que presenta un aspecto lamentable, ya que tiene un toldo que se rompió hace tiempo y nadie se ha dignado a reparar. También se encuentra una oficina de turismo que formaba parte de un edificio donde había un cuartelillo de la Policía Local, cuartel que está hace años cerrado.

A pocos metros, dirección hacia Can Pastilla, cerca del balneario ocho se encuentra la plaza Padre Bartolomé Salvà, donde hay una pequeña fuente y unos asientos que son utilizados por los 'top manta' para ejercer su trabajo. Y junto a los vendedores de piratería un grupo de trileros que en pleno siglo XXI siguen haciendo su agosto a costa de unos ingenuos turistas y ante la pasividad o impotencia de las fuerzas de seguridad. Sólo un coche de la Policía Nacional, con un sólo agente pasó por el lugar en más de media hora, lo que hace posible que los trileros tengan controlada la situación y puedan trabajar con total impunidad. Todo esto ocurre en primera línea de playa con el bullicio de costumbre en época veraniega.

Y si todo eso ocurre en primera línea, la segunda es mucho más tranquila, aunque hay un mayor deterioro. La falta de arbolado es patente en todos los lugares, no es difícil ver cómo cada cierto número de metros falta un árbol o una palmera, o unos pilones están sueltos o quitados sin ningún tipo de criterio.