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Guillem se despertaba sin necesidad de usar el despertador, con la luz del día, a las 6.00 horas. Después, desayunaba fuerte a base de frijoles, huevos, plátano, queso y tortas de maiz, comida que podía repetirse sin grandes cambios en la comida y en la cena. Trabajaba del orden de nueve horas al día. A las 21.00 horas la inseguridad ciudadana y la falta de electricidad por las calles le «obligaba» a irse a dormir. En Guatemala, donde ha permanecido un mes como voluntario de Ensenyants Solidaris, ha impartido talleres de formación a los maestros guatemaltecos. «Hace seis años que participo en la campaña de verano. Este año estuve por todo el país por el trabajo que me asignaron. El taller lo centré en los derechos humanos en el aula. También visité proyecto de Conavigua, una organización de viudas donde tenemos proyectos de alfabetización y me encargué un poco de los cooperantes», afirma Guillem Barceló.

Se alojó en casa de un profesor, gestiones que realiza previamente Ensenyants Solidaris desde Palma. «Cuando llegas al aeropuerto hay un miembro del Sindicato de Enseñanza de Guatemala esperándote. Nos quedamos a dormir en sus oficinas y al día siguiente nos llevan a los lugares de trabajo donde siempre nos espera alguien», añade. Viajaron también con esta entidad Nuria Bellod y Aixa Tobaruela.

Cati Mir ha trabajado durante un mes en Santo Domingo, país en el que ha vivido durante dos años, aunque es la primera que acude como voluntaria con los Misioneros de los Sagrados Corazones.