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Los afortunados armadores de 16 yates de lujo van a ver servido su precioso cargamento en bandeja, flotante, eso sí, a su nuevo destino invernal del mar Caribe o el Océano Pacífico.

El buque especializado Super Servant 4, de 170 metros de eslora, ha preparado durante la semana pasada las operaciones para el transporte de hasta 16 embarcaciones privadas de gran porte mediante una operación, técnica no exenta de espectacularidad, que se ha prolongado por espacio de tres días.

Para cargar los yates, el dique inundable del barco se ha llenado de agua, para lo cual su línea de flotación, con un calado medio de 5 metros ha descendido hasta los 11. Una vez casi tocando fondo han entrado las embarcaciones una a una hasta llenar por completo la bodega a cielo abierto. A partir de este punto unas bombas de achique sacaron el agua de la plataforma que ha recuperado su nivel para poder navegar.

Según la agencia consignataria Transcoma, este servicio se realiza en Palma una cuatro veces al año en itinerarios de ida y vuelta. Así mismo permite a los armadores el viajar a bordo, si lo desean, como ocurre en esta singladura en la que se han reunido hasta 40 propietarios. Algunos, tras las dos semanas que exige la travesía del Atlántico, seguirán a bordo hasta Australia y Nueva Zelanda en un viaje que se prolongará más de un mes. Es el sacrificio que exige el traslado de un yate a cualquier rincón del mundo. Un servicio que exige el desembolso de 15.000 dólares por una pequeña embarcación de 10 metros a más del triple por algunos de los yates que se han cargado estos días en el Dique del Oeste de Palma.

Gabriel Alomar