El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, anunció ayer una sustancial rebaja de 0'75 puntos de interés hasta dejar el índice de referencia Euríbor en el 2'5 por ciento, nivel que no se alcanzaba desde el verano de 2006. La decisión del BCE, la más drástica desde la introducción del euro en 1999, viene avalada por una manifiesta contención de la inflación, cuya tendencia a la baja está previsto que se mantenga durante todo el próximo año para situarse por debajo del 2 por ciento.
Trichet responde con contundencia a las presiones de los responsables económicos de los países de la UE reclamando un respiro financiero que permita aliviar las economías familiares y, además, incentivar la inversión abaratando el precio del dinero; medida en la que Japón (0'3%), Estados Unidos (1%) y Gran Bretaña (2%) ya se habían adelantado. En estos momentos todas las medidas se antojan insuficientes para detener la espiral de crisis que se ceba en todas las economías del mundo, de hecho, el presidente del Banco Central Europeo ha vaticinado una contracción del 0'5% en el Producto Interior Bruto de la Eurozona.
Las bolsas de todo el mundo siguen reaccionando con recelo ante las decisiones que tomas los responsables de las autoridades monetarias internacionales, aunque todos los indicios apuntan a que se trata de movimientos especulativos. Lo realmente trascendental es lograr recuperar la confianza de empresarios y consumidores para que la auténtica economía productiva logre salir del parón actual, aunque sea con la certeza de que nada volverá a ser como antes, una premisa imprescindible que no todos los agentes parece que estén dispuestos a aceptar. Hasta entonces no se saldrá del túnel.
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