Mallorquines cara a cara con Zapatero

La primera condición que se le pide a los posibles participantes es que nunca hayan ido a la televisión y que no tengan ninguna relación con dicho medio. Campos y Sánchez coincidían ayer en la máxima «discreción» que tuvieron que guardar en relación a su futuro paso por la televisión.

Una vez fueron alojados en el hotel Hilton de Madrid (obviamente no pagan viaje, hotel ni traslados) hacen un pequeño ensayo «donde cada uno exponemos nuestras preguntas y nos aconsejan un poco sobre cómo hablar en público», explica Rafael Campos.

El tema de las horas previas al programa es una pregunta que se hace mucho la gente estos días, que si «está amañando» que si «quién prepara las preguntas». Joaquín Sánchez responde que «nosotros llevamos distintas preguntas preparadas y en los ensayos se mira que sean preguntas coherentes, pero la organización no sabe cuál es la que vamos a elegir». Ya en plató, Rafael asegura que estaba nervioso mientras que Joaquín se encontró tranquilo. Hasta que le tocó preguntar.

Rafael intervino de los primeros y fue uno de los que más plantó cara al presidente. Tan segura y rotunda fue su actuación que se le ha podido ver en varios medios de comunicación.

Una vez Rafael hubo preguntado «con una sensación de tensión terrible», Joaquín ya pensó que no iba a preguntar «al ver que ya había salido uno de Balears», comenta. Y le tocó media hora después. Los dos tuvieron la oportunidad de mostrar su descontento con la situación actual y ambos consiguieron sacar de boca de Zapatero dos grandes titulares que han ido más allá del programa. El presidente del Gobierno le dijo a Rafael Campos: «Siento como mía la responsabilidad de cada puesto de trabajo». Mientras que a la pregunta de Joaquín Sánchez, Zapatero confirmó que en pocos días se pondrá en marcha «la medida sobre la moratoria en el pago de la hipoteca para parados».

Campos todavía decía ayer por la tarde que no había terminado de asimilar lo ocurrido y apenas recordaba su intervención en el programa. Sánchez no duda de la «buena intención» del presidente, pero entiende que «cuando respondía parecía que no se enteraba o que no se quería enterar».