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José Manuel Pelegrina y Ramón Liste (ambos de Arcade Entertainment S.L. Madrid) y Adrià Garcia (Japan House y Brigada S.O.S) salen al paso de lo manifestado por parte de los organizadores de Chibisland, la asociación Saiki, referente a la cancelación del Salón Manga el pasado viernes en el Palma Arena tras un fuerte aguacero.

Cabe recordar que el Salón Manga se desarrollaba en la terraza, un lugar poco protegido del mal tiempo. Como otros empresarios, estos tres jóvenes madrileños han sufrido cuantiosas pérdidas por el temporal que mojó los expositores.

«Tras la llegada el jueves al recinto encontramos un panorama completamente distinto al descrito por la asociación Saiki; nos habían dicho que habría un espacio de 90.000 metros cuadrados y nos encontramos ubicados en la terraza del Palma Arena».

Cansados de tanto desastre y asegurando que no volverán más a Mallorca, explicaban ayer que «el viernes se procedió a finalizar el montaje y comenzó la actividad hasta las 12.30, cuando llegó un fuerte temporal de lluvia que obligó a evacuar la zona. La asociación Saiki procedió a informar que tenía un seguro, del cual no presentaron la documentación alegando que la habían extraviado; desde la gerencia del Palma Arena nos ceden el espacio de la cafetería para que las empresas y entidades que deciden quedarse tras la cancelación del evento puedan continuar y así poder sufragar las perdidas. Desde la gerencia se nos indica que debemos costearnos la seguridad para poder concluir esta alternativa y solicitan que se asignen nuevos responsables».

Pero las penurias continúan: «Procedemos a la apertura de nuevo del evento cobrando una entrada voluntaria de 2 , avisando de que no es Chibisland quien la cobra, sino que se cobra para poder sufragar los gastos de seguridad, dejando a la gente que esperaba en la puerta bastante satisfecha, aun siendo el recinto más pequeño de lo prometido».

En la mañana del sábado se reabre bajo el nombre de Jornadas Improvisadas y los aficionados al manga acuden. «Tras dos horas de funcionamiento, aparece una pareja de policías nacionales solicitando los datos de los responsables actuales», apuntan.

«Unilateralmente, un representante de la gerencia de Palma Arena, para evitar problemas en el recinto, obliga a desalojarlo. Entonces solicitamos que nos diesen un escrito que acreditaba la cesión del espacio. Ante esto se recibió una negativa a la vez que se obligaba a todos los expositores a abandonar el recinto».

Finalmente, estos tres jóvenes añaden que «nos sorprende que el Gobierno balear haya cedido un recinto a una asociación con menos de seis meses de antigüedad y unas garantías dudosas, como se ha visto».

García, Liste y Pelegrina vinieron a Mallorca con sus máquinas, muy costosas, pensando, como el resto de expositores, que acudían a un recinto seguro. Ahora no saben quién responderá por sus pérdidas.

P.P.