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G.MAS/M.RAMIS/A.POL La crisis se ha notado y mucho en el sector de la restauración en las zonas turísticas de las distintas comarcas de la Part Forana. Si en anteriores fiestas de Semana Santa los paseos peatonales en primera línea del mar presentaban un lleno absoluto, ayer, en núcleos como Cala Rajada, en Capdepera, Cala Millor, en Son Servera, Can Picafort en Santa Margalida o Alcúdia, el aspecto de su ocupación era considerablemente menor. Además este año se han añadido el agravante del mal tiempo que ha hecho que muchos turistas se lo pensasen dos veces antes de decidirse por Mallorca como destino.

Entre los municipios, Cala Rajada, posiblemente, presentaba ayer un mejor aspecto. Las terrazas de los bares y restaurantes del paseo marítimo tenían gente, pero sin aglomeraciones y con algunas mesas vacías. «La crisis y el mal tiempo no han ayudado a iniciar la temporada como en años anteriores» comentaba el propietario de un restaurante de primera línea del mar, mientras otro se aventuraba a afirmar que «lejos de en otras ediciones, el turismo que tenemos es de los que evitan gastos en exceso».

En la zona de Cala Millor, el tráfico de turistas hace presagiar que la Semana Santa ha sido un tanto provechosa aunque la crisis haya hecho mella. A pesar de todo, en la hora punta del almuerzo, muchas terrazas presentaban un aspecto de media ocupación gracias, en parte, a los residentes y a visitantes de otros municipios. El camarero de una terraza explicaba que «cuando el tiempo acompaña las mesas se llenan pero el gasto que hacen los clientes es menor que en otros años».

En Can Picafort, los locales que ya han abierto -sobre todo aquellos situados más cerca de la primera línea del mar- se encontraban medianamente ocupados. «Por encima de la crisis económica, lo que perjudica más directamente al sector es el mal tiempo. La gente solo se acerca al mar cuando brilla el sol», aseguraba el propietario de un local de restauración ubicado en el paseo marítimo de Can Picafort.

En el Port d'Alcúdia la situación es similar a la del resto de Mallorca y la meteorología ha marcado la Semana Santa, casi por encima de la situación económica. De este modo, el éxito de ocupación de las terrazas ha estado en consonancia con el sol, que a gusto de los restauradores «ha sido escaso».