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El Consell Polític de Unió Mallorquina acordó dar marcha atrás a la decisión de la ejecutiva de su partido el pasado lunes respecto a la designación de Mateu Cañellas como candidato a las próximas elecciones europeas, circunstancia que hubiera obligado a su relevo al frente de la Conselleria d'Esports i Joventut. Un repaso de los acontecimientos, desde el lunes hasta la noche del jueves, ponen de relieve la precipitación y frivolidad con la que ha actuado la dirección de esta formación nacionalista; unas maneras impropias para un partido con la amplia trayectoria política e institucional de Unió Mallorquina. Por fortuna, al final, se impuso el sentido común y los nacionalistas optaron por elegir un candidato, Joan Carles Verd, que no tiene ningún tipo de incompatibilidad para figurar en las listas que concurren a las elecciones del próximo 7 de junio.

Dos han sido los errores de UM en todo este asunto. Un partido debe comprobar la idoneidad de sus candidatos, asesorándose debidamente, antes de designarlos para que concurran a unos comicios, primer fallo imperdonable, y, por supuesto, no debe propalar rumores sobre eventuales fórmulas para resolver el desaguisado que lo único que provocan es la desestabilización innecesaria de la institución de la que se forma parte, además de indignar a sus socios de pacto, a sus propios militanetes y a la ciudadanía en general. Lo razonable era rectificar en el mismo momento en el que se detectó la equivocación en la candidatura de Cañellas, habida cuenta las consecuencias políticas que implicaba. Y no forzar situaciones absurdas como la de que el propio Nadal asumiese la cartera de Esports hasta el regreso de Cañellas, un mes después.

En estos momentos de crisis es cuando hace más falta que nunca una buena dosis de seny. La ejecutiva de UM tiene que tenerlo bien presente y no cometer más errores.