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Con un extraordinario ambiente y dispuestos a recorrer alrededor de dos kilómetros y medio nadando, cerca de seiscientas personas tomaron la salida desde la pequeña playa del Peñón. La llegada estaba instalada en la playa del Portixol y no se trataba de una competición por llegar el primero, sino, como nos confesó el creador de esta iniciativa, Santiago Casas, «se trata de disfrutar todos juntos del recorrido nadando». Jóvenes, adultos y mayores enfundados en sus bañadores se adentraron en el mar y al ritmo de braza, espalda, crol y mariposa, incluso alguno haciendo la modalidad del perrito, pusieron rumbo a la orilla de la playa del Portixol. Familiares y amigos vieron salir a los participantes, que pasaron por delante de la playa de Ciutat Jardí despertando la expectación de los bañistas. El empresario Santiago Casas, que tuvo esta iniciativa hace doce años, quiso en esta ocasión realizar la travesía con las dos manos esposadas. Con una cadena y un pequeño candado, Santiago, a sus 75 años, llegó en poco menos de una hora y adelantó a algunos de los participantes. En la meta, un vaso de agua y aplausos.