Sabemos que estamos atravesando la crisis económica más difícil que se recuerda y sabemos que, ahora mismo, el grueso del esfuerzo presupuestario nacional ha de ir encaminado a sostener las prestaciones de los millones de parados registrados en el Inem. Sin embargo, también sabemos que la crisis no debe convertirse en la excusa que permita reducir drásticamente los gastos en según qué partidas. España es un país que, pese a los años transcurridos desde que entrara a formar parte de la Unión Europea, todavía está lejos de gozar del bienestar social que se respira en los países europeos más avanzados. Y quienes más perciben estas diferencias son las clases más desfavorecidas. Entre ellas, los pensionistas.
Son diez millones de personas "una cifra que crece año tras año" y, aunque en los últimos tiempos han ido mejorando las pensiones que reciben, bien es cierto que todavía hay algunas "las más bajas" que deben incrementarse.
Quizá muchos opinen que no es el momento de mimar a los pensionistas, pero no debemos permitir que una crisis temporal como ésta paralice todos los avances sociales que un país como el nuestro necesita.
Sin duda el anuncio de Zapatero prometiendo que el poder adquisitivo de nuestros pensionistas crecerá el año que viene habrá sido bienvenido por esos millones de personas mayores o enfermas. Aunque no se han dado cifras concretas "recordemos que el IPC está siendo negativo desde hace meses", ésta podría ser la oportunidad perfecta para que Gobierno y oposición se pongan a hablar de una vez para pactar una política social común que podría considerarse un asunto de Estado, mucho más allá de las políticas partidistas y electoralistas de cada cual.
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