-Que un álbum sea superventas ¿da ánimo o pone presión para el futuro?
-No puedo decir que no haya presión, pero eso llega en el momento en el que el disco sale a la venta. El éxito conseguido te da ánimo para el proceso creativo, durante el que no hay presión. El impulso para ponerme a componer no ha cambiado en los últimos años.
-Algún crítico suspendió su nuevo disco porque se parecía demasiado al anterior. ¿Eso es malo?
-Todos trabajamos para tener un estilo propio, desde un músico a uno que hace cómic. Un estilo es el campo donde te desenvuelves mejor, el lenguaje que mejor dominas. Yo no considero que me repita. Este último disco está lleno de cambios. Aunque quizás un crítico que lo escucha durante cinco minutos no los aprecia, porque es evidente que no doy un giro radical a mi carrera.
-Las novedades son sobre todo de sonido.
-Están muy desarrollados los arreglos. En lugar de hacer solos de instrumentos hay más momentos en los que varios músicos se juntan para crear melodías y harmonías. Somos una banda muy grande, y queremos que se note.
-¿Compone pensando en el público o para usted?
-Yo trabajo para mí. No creo que nunca haya habido este debate en mi cabeza. Cuando haces lo que realmente te gusta, lo haces de forma pasional. No todo lo que escribo o compongo pienso que deba ir en un disco. Pero mi criterio para incluirlo no se basa en pensar si gustará o no. Si algo es capaz de emocionarme cuando lo toco, es bueno y deber estar en un disco.
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