Los palmesanos se lanzaron a la calle para que sus mascotas recibieran la tradicional bendición. | Alejandro Sepúlveda
Hacía cinco años que no asistía a las beneïdes de Palma. Y, la verdad, la de ayer nada tuvo que ver con las de antaño. Fueron beneïdes de andar por casa; de ésas sin más. Formada por grupos de ciudadanos acompañados por sus mascotas: perros, algún que otro gato, conejos, tortugas, hurones, ranas..., a pie o en brazos de sus dueños, formando una larga cola para alcanzar la tribuna donde estaba el párroco de Sant Miquel, mosén Toni Gómez, que fue quien mejor se lo pasó bendiciendo a irracionales y racionales, junto con las autoridades: Aina Calvo, Yolanda Garví, Begoña Sánchez, Eberhard Grosske, José Hila, Francisco Donaire, Catalina Cirer, Baldomero Oliver, Julio Martínez y Marina Sanz, de las que sólo asistió a misa la ex batlesa Catalina Cirer.
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