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«Mis días están contados», afirma José Antonio Braojos, el vecino de Palma que permanece desde hace 38 días en huelga de hambre en el aeropuerto por negarse a pagar una pensión a su madre.

«Voy muy en serio, no es ningún farol. El próximo jueves firmaré un documento de voluntades ante el Institut de Salut de Balears, donde dejaré muy claro que cuando pierda la consciencia, que no será dentro de mucho, que nadie me alimente. Prefiero morir con dignidad que someterme ante la maltratadora de mi madre», añade.

José Antonio Braojos escribe «desde la desesperación y convencimiento de que mis días están contados. Quiero señalar con el dedo a las instituciones y partidos políticos de ser sordos y ciegos ante este problema», prosigue el guía turístico.

Según explica en una carta remitida a los medios desde su rincón en la zona de facturación de Son Sant Joan, ha perdido, algo más de doce kilos, desde que inició la huelga el 19 de diciembre y ve cerca su fin.

Braojos ya ha expuesto su caso al Defensor del Pueblo y al Congreso, pero critica que las instituciones «no van a mover un dedo» por él, y afirma que su huelga «ha pasado desapercibida para la gran mayoría de ciudadanos», tal vez, aventura, «por no ser una mujer africana de reivindicaciones políticamente correctas, sino un simple y humilde ciudadano español», en referencia a Aminatu Haidar.

Braojos explica que el jueves será un día clave. Con la firma del documento el guía turístico quiere dejar claro que, «cuando muera después la gente se dará cuenta de la injusticia que me han hecho. He estado en Madrid y allí varias revistas, radios y televisiones nacionales se han hecho eco de mis reivindicaciones».

El mallorquín se opone a acatar una sentencia de la Audiencia de Palma que obliga a él y a su hermana a pagar 400 euros de pensión a su progenitora, de quien denuncia que le maltrataba de niño y hace 19 años que no ve.

Además, Braojos recuerda que su madre ya percibía una pensión tan sólo ocho euros menor que la dictada por el juez, a la que ha renunciado a cambio de la dictada por el juez en concepto de alimentación tras interponer una demanda contra sus hijos.

Asimismo, Braojos informó de que el pasado 11 de enero, su abogado habló con su madre biológica, ofreciéndole 2.000 euros inmediatos a cambio de renunciar a la pensión de sus hijos biológicos y acogerse a la pensión del Estado, no contributiva, a la que tiene derecho.

Sin embargo, lamentó que su madre, María Dolores Gómez Verdugo, «guarda silencio, poniendo cada día más en peligro mi salud y mi vida» y, en esta línea, señaló que cuando su letrado la llama al teléfono móvil, «ésta no contesta».

De este modo, remarcó que no abandonará la huelga de hambre y esperó que su madre biológica «reaccione» o que, en caso contrario, «lo haga alguna instancia judicial deteniendo el embargo, al menos cautelarmente, que pesa sobre mí y sobre mi hermana». No obstante, admitió que ésta es una «posibilidad remota».