Imagen de archivo de Antoni Riera, director del Centre de Recerca Econòmica (CRE). | S. Amengual

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De acuerdo con las estimaciones del Centre de Recerca Econòmica, el producto interior bruto balear retrocedió un 1,9 por ciento en el primer trimestre del año, una caída cuatro décimas inferior a la registrada en el último trimestre del año anterior (2,3 por ciento) pero superior a la registrada por la economía española (1,3 por ciento negativa) o por la zona euro, del 0,6 por ciento positiva.
El director del Centre de Recerca Econòmica indicó que este estancamiento de la economía balear se explica por la debilidad de la demanda, con un decrecimiento del consumo privado del 2,1 por ciento, y un estancamiento de la inversión, que experimentó un un nuevo retroceso del 3,9 por ciento en el primer trimestre del año.
Esta debilidad de la demanda se explica al mismo tiempo por los elevados niveles de desempleo y por los altos ratios de endeudamiento que existen en Balears.
De hecho, Antoni Riera destacó que la debilidad de la demanda ha situado la inflación subyacente en Balears, la sección más estable de la inflación, por primera vez en valores negativos, concretamente del 0,1 por ciento.
Sectores
El director del Centre de Recerca Econòmica, Antoni Riera, indicó que la debilidad económica se ha hecho patente en todos los sectores productivos, sobre todo en los servicios, con un descenso del 1,9 por ciento, debido sobre todo a la menor afluencia turística.
En este sentido, el informe del CRE recuerda que todos los mercados emisores registran crecimientos negativos en cuanto a llegadas turísticas, caso del español (18,5 por ciento), británico (16,6 por ciento) y alemán (12,8 por ciento).
Estos descensos en la afluencia turística ha reducido a su vez las tasas de ocupación hotelera, la rentabilidad empresarial y el gasto turístico.
En cuanto al resto de sectores, el informe del CRE señala que la construcción registró un decrecimiento del 2,6 por ciento en el primer trimestre, una tasa que se mantendrá en el segundo como como consecuencia de la paralización de la inversión privada y por la pérdida de peso de la licitación pública.
El sector industrial, por su parte, experimentó un retroceso del 1,5 por ciento.