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Lo que estaba previsto como protesta de trabajadores y público en general por ser el primer día de pago del aparcamiento del hospital, desembocó ayer en indignación de unos usuarios «atrapados».

Llegar a Son Espases y aparcar no es complicado. Salir del párking de vuelta a Palma puede costar hasta veinte minutos en fila.

Perplejidad

Solo dos lectores de tarjeta para decenas y -al menos dos veces al día, en cambio de turno-, centenares de vehículos particulares y autobuses urbanos han de colocarse en hilera para validar su paso por las máquinas. A media mañana de ayer, la cola superaba la recta y se prolongaba por la rotonda de descenso final del gran recinto hospitalario.

El contraste de realidades fue ayer muy evidente. Mientras algunos sindicalistas repartían desde temprana hora octavillas reclamando «¡Párking suficiente y gratuito para usuarios y profesionales ya!», el público se familiarizaba con las máquinas de pago y concedía escasas y forzadas declaraciones de queja a los medios de comunicación en las entrañas de aparcamiento del nuevo hospital de Son Espases.

Sin embargo unos minutos después, cuando esos conductores y pasajeros ingresaban en largas colas y veían pasar los minutos hasta superar la barrera y embocar los viales hacia Palma, sus sensaciones habían cambiado hacia la incredulidad y la irritación.

«No me puedo creer -señalaba a Ultima Hora una persona que visitaba en postoperatorio a un familar-, que después de buscar plaza para aparcar, hacerme una especie de planito de dónde he dejado el coche, y luego pagar lo que me piden, el problema sea salir a un atasco de los que ya no quedan ni en la Vía de Cintura. Esto no es un parking sino una jaula».

Perplejidad

Apenas media hora después, la perplejidad llegaba a los viajeros de uno de los autobuses de la EMT, quienes tras esperar más de diez minutos en la parada la salida del trasporte público, perdían otros tantos en el simple trayecto que había de sacarles del recinto de Son Espases.

«Yo en Son Dureta nunca tuve la sensación de ocupar la mañana para una simple consulta», manifestaba a este periódico una viajera, y en cambio hoy llevo cerca de tres horas liada entre pasillos que no entiendo y la llegada y la salida de los autobuses».

La anécdota del día la protagonizó un hombre que abandonaba el nuevo complejo sanitario, y que a primera hora del día descendió de su coche, desmontó la barrera de uno de los dos cauces de salida y habilitó para sí y para quienes le seguían la única «vía rápida» de la jornada para salir de Son Espases.

El hecho, registrado por la cadena de televisión IB3, no impidió que poco después la barrera ya estuviera recolocada y en servicio.